Estéticas paralelas

por: Alfonso Castrillón
Muchos artistas jóvenes, con formación académica o sin ella, se han acercado al arte popular urbano y a su estética rechazada. Entre ellos destaca Christian Bendayán (Iquitos 1973), autodidacta que escoge sus motivos en cantinas y discotecas. Sus adolescentes, travestis, peluqueros y reos de la provincia del oriente pertenecen a un submundo insospechado, el de los antros con avisos de neón rosados, violetas o amarillo bilioso. El del glamour kitsch. Todo eso lo seduce y él lo representa jugando con dos tipos de técnicas: una realista, de impecable factura que resalta los volúmenes, y otra de pintura chata, de aviso popular y de colores estridente, Este montaje crea un desconcierto en el espectador que no logra comprender cómo dos técnicas tan distintas y distantes pueden convivir en el cuadro. Pero la originalidad de Bendayán radica en haberse apoyado en la pintura realista tradicional para aludir a un gusto diferente al del establishment: Su propuesta es como el agua y el aceite, estéticas paralelas, juntas pero no revueltas.